Las últimas encuestas dicen que el 90% de la gente en el
mundo de hoy, cree en la existencia de Dios o en algún poder más alto. Sin
embargo no podemos probar ni desmentir la existencia de Dios.
Según la fe cristiana, se dice que deberíamos aceptar a
Dios por fe, por el hecho de saber que existe, “Pero sin fe es imposible
agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea en él, y
que es galardonador de los que le buscan” (Hebreos 11:6) Si Dios simplemente
apareciera y mostrara que existe, no habría necesidad de fe. Al observar todas las maravillas del mundo
podemos evidenciar la existencia de Dios, hay algo en lo profundo de nuestro
ser que reconoce que hay algo mas allá de esta vida y mas allá de este mundo.
Por medio de la razón, podemos negar a Dios, pero la
presencia de Dios en nosotros persiste en nuestro ser. A pesar de todo aun hay
algunos que niegan la existencia de
Dios.
El argumento ontológico, usa básicamente el concepto de Dios para probar Su existencia. Este comienza con la definición de Dios como “Ese del cual no puede ser concebido uno más grande”. El segundo es el argumento teológico. El argumento teológico dice que desde que el universo debe haber un diseñador Divino. Por ejemplo, aún si la tierra estuviera unos pocos cientos de millas más cerca o más lejos del sol, no sería capaz de mantener mucha de la vida que en la actualidad lo hace. Si los elementos en nuestra atmósfera fueran diferentes aún en un pequeño porcentaje, cada cosa viviente sobre la tierra moriría.
Un tercer argumento lógico para la existencia de Dios es el denominado argumento cosmológico. Cada efecto debe tener una causa. Este universo y todo lo que en él hay es un efecto. Debe haber algo que causó que todo existiera. A la larga, debe haber algo “sin-razón” a fin de provocar que todo lo demás exista. Esa “sin-razón” es Dios. Un cuarto argumento es conocido como el argumento moral. Cada cultura a través de la historia ha tenido alguna forma de ley. Todos tienen un sentido de lo correcto y lo erróneo. El asesinato, la mentira, el robo, y la inmoralidad son rechazados casi universalmente.
El argumento ontológico, usa básicamente el concepto de Dios para probar Su existencia. Este comienza con la definición de Dios como “Ese del cual no puede ser concebido uno más grande”. El segundo es el argumento teológico. El argumento teológico dice que desde que el universo debe haber un diseñador Divino. Por ejemplo, aún si la tierra estuviera unos pocos cientos de millas más cerca o más lejos del sol, no sería capaz de mantener mucha de la vida que en la actualidad lo hace. Si los elementos en nuestra atmósfera fueran diferentes aún en un pequeño porcentaje, cada cosa viviente sobre la tierra moriría.
Un tercer argumento lógico para la existencia de Dios es el denominado argumento cosmológico. Cada efecto debe tener una causa. Este universo y todo lo que en él hay es un efecto. Debe haber algo que causó que todo existiera. A la larga, debe haber algo “sin-razón” a fin de provocar que todo lo demás exista. Esa “sin-razón” es Dios. Un cuarto argumento es conocido como el argumento moral. Cada cultura a través de la historia ha tenido alguna forma de ley. Todos tienen un sentido de lo correcto y lo erróneo. El asesinato, la mentira, el robo, y la inmoralidad son rechazados casi universalmente.
filósofos
desde los tiempos más remotos se han preguntado sobre la existencia de Dios y
se han formulado argumentos racionales para demostrar su existencia. Así tanto
Patón y Aristóteles y sobre todo Santo tomás de Aquino,siguiendo el pensamiento
aristotélico, presentaron unos argumentos llamados " vías" o formas
principales tomadas de la existencia del cosmos.
Primera vía: Se funda en el movimiento
Primera vía: Se funda en el movimiento
1) Es innegable, y consta a nuestros sentidos, que
hay cosas que se mueven, es decir, que cambian. No se trata sólo del movimiento
en sentido físico (locomoción), sino en sentido metafísico, es decir, como paso
de la potencia al acto (cambios de una condición a otra, de un ser a otro,
etcétera).
2) Pues bien, todo lo que se mueve, cambia, muda o
transforma es movido por otro, ya que nada se mueve más que cuando está en
potencia respecto a aquello para lo que se mueve. En cambio, mover requiere
estar en acto, ya que mover no es otra cosa que hacer pasar algo de la potencia
al acto, y esto no puede hacerlo más que lo que está en acto. Por ejemplo, el
fuego hace que un leño -que está caliente sólo en potencia- pase a estar
caliente en acto. Pero no es posible que una misma cosa esté, a la vez, en
potencia y en acto respecto a lo mismo, sino en orden a cosas diversas. Es
imposible que una misma cosa sea, por lo mismo y de la misma manera, motor y
móvil, como también lo es que se mueva a sí misma. Por consiguiente, todo lo
que se mueve es movido por otro.
3) Pero, si lo que mueve a otro es, a su vez,
movido, es necesario que lo mueva un tercero, y a éste otro. Mas no se puede
seguir indefinidamente, porque así no habría un primer motor, y, por
consiguiente, no habría motor alguno, pues los motores intermedios no mueven
más que en virtud del movimiento que reciben del primero, lo mismo que un
bastón nada mueve si no lo impulsa la mano.
Por consiguiente, es necesario llegar a
un primer motor que no sea movido por nadie.
4) Este primer motor que no es movido por nadie es
el que todos entienden por Dios. Luego Dios existe.
1) Nos consta por experiencia que hay en el mundo
sensible un orden determinado entre las causas eficientes, pues están
subordinadas esencialmente entre sí para la producción de un efecto común.
2) Pero no se da, ni es tampoco posible, que una
cosa sea causa de sí misma, ni en el orden del ser ni en el de la operación,
pues en tal caso habría de ser anterior a sí misma, y esto es imposible.
3) Ahora bien: esa serie de causas eficientes,
subordinadas esencialmente entre sí, no se puede prolongar indefinidamente,
porque siempre que hay causas eficientes subordinadas, la primera es causa de
la intermedia, y ésta causa de la última. Cada una de estas causas actúa por
influjo de las causas que la preceden. Y así tenemos que, suprimida una causa
se suprime su efecto. Por consiguiente, si no existiese una causa primera,
tampoco existiría la intermedia, ni la última. Si, pues, se prolongase
indefinidamente la serie de causas eficientes, no habría causa eficiente
primera y, por tanto, no habría efecto último, ni causa eficiente intermedia,
cosa falsa a todas luces.
Por consiguiente, es necesario que
exista una causa eficiente primera.
4) Esta causa eficiente primera, que no es causada
por ninguna otra, a la que están subordinadas todas las demás causas; es decir,
esta causa eficiente incausada es llamada por todos Dios. Luego Dios existe.
1) Es evidente que hallamos en la naturaleza seres
que pueden existir o no existir, pues vemos seres que vienen a la existencia
por generación y seres que se destruyen por corrupción; es decir, seres que no
tienen en sí mismos la razón de su existencia, sino que están condicionados por
otros seres, y, por tanto, hay posibilidad de que existan y de que no existan.
Estos seres reciben el nombre de seres contingentes.
2) Ahora bien: es imposible que los seres
contingentes hayan existido siempre, ya que lo que tiene la posibilidad de no
ser, hubo un tiempo en que no fue. Es decir, los seres contingentes, que tienen
la posibilidad de existir y de no existir, reciben la existencia, no por sí
mismos, sino por otro ser que ya existe. Así, pues, los seres contingentes son,
por esencia, efecto, seres que piden causa, seres que alguna vez han comenzado
a existir causados por otro.
Pero, como ya se demostró antes (segunda vía), es
imposible y absurdo que haya una serie infinita de seres contingentes, es
decir, de causas subordinadas, ya que es imposible que sólo existan efectos.
Por consiguiente, los seres contingentes
exigen la existencia de un ser que no haya comenzado a existir; un ser no
causado, que exista por sí mismo; un ser que ha existido siempre. A este ser se
le llama ser necesario.
3) Pero el ser necesario, o tiene la existencia por
sí mismo, o la ha recibido de otro ser necesario superior. En esta segunda
hipótesis, si el ser necesario ha recibido su existencia de otro ser necesario
superior, es imposible aceptar una serie indefinida de seres necesarios. Es
forzoso, por tanto, admitir la existencia de un ser necesario que exista por sí
mismo y que no tenga fuera de sí la causa de su necesidad, sino que sea causa
de los demás seres.
4) A este ser necesario, que no tiene la existencia
recibida de otro, sino que existe por sí mismo, en virtud de su propia
naturaleza, es al que todos llaman Dios. Luego Dios existe.
1) Vemos en los seres que unos son más o menos
buenos, más o menos verdaderos y nobles que otros; y lo mismo ocurre con las
diversas cualidades. Así, por ejemplo, nadie duda que el hombre es más perfecto
que el animal; el animal, más perfecto que el vegetal; y éste más perfecto que
el mineral. Lo propio se ha de decir de la bondad, de la verdad, de la nobleza
y de otras perfecciones semejantes, las cuales están realizadas en todos los
seres según una diversidad de grados, en virtud de la cual unos seres son más
perfectos que otros.
2) Pero la diversidad de grados que se da en esas
perfecciones, es decir, las cosas más o menos buenas, más o menos verdaderas,
más o menos bellas, etc., suponen la existencia de lo máximo; están reclamando
un ser óptimo, verdaderísimo, bellísimo, etc. En otras palabras, esos grados dc
perfección son algo causado por otro, el cual, si posee esas perfecciones en
grado limitado, las tendrá, a su vez, causadas por otro.
3) Pero como es imposible admitir una serie
infinita de causas limitadas, causadas, en este proceso de ascensión, llegamos
a una primera causa en donde todas esas perfecciones se encuentran en grado
sumo y en toda su plenitud. Por lo tanto, ha de existir algo que sea verísimo,
nobilísimo, bellísimo y óptimo, y por ello ente o ser supremo, pues lo que es
verdad máxima es máxima entidad.
4) Por consiguiente, existe algo que es para todas
las cosas causa de su ser, de su bondad, de su belleza y de todas sus
perfecciones, porque se trata del Ser sumo, de la Verdad suma, de la suma
Bondad; y a este ser todos lo llamamos Dios. Luego Dios existe.
1) Vemos que cosas que carecen de conocimiento,
como los cuerpos naturales, obran por un fin, como se comprueba observando que
siempre, o casi siempre, obran de la misma manera para conseguir lo que más les
conviene, es decir, su plena evolución y desarrollo, o la conservación de su
especie, o el orden dinámico del cosmos, etc., por lo que se comprende que no
van a su fin obrando al azar, sin rumbo ni orientación, sino intencionadamente.
2) Ahora bien: los seres que carecen de
conocimiento no pueden tender a sus respectivos fines si no los dirige un ser
inteligente que conozca dicho fin, a la manera como el arquero dirige la
flecha.
3) Esta inteligencia ordenadora no puede estar
ordenada por una serie indefinida de inteligencias, sino que es preciso llegar
a un ser inteligente supremo, que consiste en su mismo acto de entender, un
entender infinito, subsistente y único; es decir, que es el origen y el
fundamento de todas las demás inteligencias que conocen y dirigen las cosas
carentes de conocimiento a sus propios fines.
4) Luego existe un Ser inteligente supremo que dirige todas las cosas naturales a sus respectivos fines, y a este Ser lo llamamos Dios. Luego Dios existe.
4) Luego existe un Ser inteligente supremo que dirige todas las cosas naturales a sus respectivos fines, y a este Ser lo llamamos Dios. Luego Dios existe.
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